alimentosLas listas son un recurso interesante para ofrecer información. En el caso de la alimentación, se confeccionan para que el consumidor pueda tomar decisiones más acertadas y rigurosas sobre lo que come. No son decálogos excluyentes, sino datos precisos que ayudan a formar un criterio. Así, la Harvard Medical School elaboró una lista con los diez alimentos más eficaces para bajar el colesterol, el estudio EuroPrevall de alergias alimentarias clasificó los alimentos más alergénicos y los dietistas-nutricionistas se basan en estudios para enumerar, por ejemplo, cuáles son los alimentos más difíciles de digerir. Sobre cuáles son los alimentos más saludables para la vida actual hay infinitud de listas. En este artículo se realiza una propuesta con diez alimentos saludables y dos alternativas en cada caso, para abarcar el mayor número de gustos posible. El objetivo es alcanzar una buena nutrición.

Alimentos saludables: una lista de diez (más diez alternativas)

  1. Acerola o Naranja. Todas las frutas podrían ocupar el primer sitio de la lista, en particular, por su riqueza en vitamina C, pero hay que elegir dos. Muchas de las frutas más ricas en vitamina C no están con facilidad a nuestro alcance, como el kakadu o el camu-camu. Dentro de esta lista de frutas exóticas está la naranja si bien cada vez es más usual encontrar su jugo, por lo que se invita a probarlo y a incluirlo como alternativa y fuente de vitamina C y otros antioxidantes. Dentro de las frutas de cultivo nacional y consumo cotidiano, la riqueza en vitamina C y ácido fólico ha determinado que las mandarinas o las naranjas contengan todos los argumentos necesarios para convencer a personas de todas las edades que las incorporen en su alimentación habitual. Hay que recordar que la fruta debe ser bien masticada. Las recetas para lograr su presencia diaria en la dieta son innumerables. Un apetitoso plato de naranjas con salsa de nueces y miel, un zumo de mandarinas y limón o una original mermelada de mandarinas nos ayudarán a alternar entre las más comunes de melocotón y fresa.
  2. Brócoli o Calabaza. La primera está calificada como la verdura de mayor valor nutritivo por unidad de peso de producto comestible. El brócoli es rico en vitamina C, ácido fólico y niacina y una buena fuente de provitamina A (beta-caroteno), vitamina B1 y E, nutrientes a los que se suman los glucosinolatos de alto poder antioxidante y con experiencia clínica probada en la protección de enfermedades degenerativas como el cáncer. Como pareja se ha elegido a una hortaliza, la calabaza, también con un alto potencial antioxidante. Destaca su aporte de beta-caroteno, sustancia que tras ser absorbida en nuestro cuerpo se transforma en vitamina A o retinol. Esta resulta esencial para la visión, el buen estado de la piel, los tejidos y para el buen funcionamiento de nuestro sistema de defensas. Una «receta 20», que suma los dos alimentos, es la crema de brócoli y calabaza.
  3. Arroz Integral o Cuscús. Los granos integrales son más oscuros que los refinados debido a que se conserva parte del salvado de la cáscara. Por ende, la concentración de nutrientes y fitoquímicos protectores es mayor. El arroz -en general, aunque elegimos el integral- es un alimento energético, exento de colesterol y con un contenido en grasa casi nulo. Tiene poco aporte de sodio (cuidado con la sal que se le añade en el cocinado). Ayuda a controlar la tensión y el azúcar en sangre y, además de tener más fibra (el doble que su versión en blanco), proporciona un sinfín de sustancias protectoras (fitoquímicos antioxidantes). Se puede alternar el arroz con otro cereal, pero hay que procurar que siempre sean integrales, no refinados. El cuscús es un derivado del trigo, nutritivo y polivalente. En la cocina, los cereales potencian sus bondades si se combinan con legumbres, verduras o proteína vegetal (tofu, tempeh…). Si queremos experimentar, podemos probar cereales más exóticos que rompan la monotonía, como son el mijo, la quinua o el bulgur.
  4. Anchoas o Verdel. Desde el punto de vista nutricional, el pescado es un alimento con una composición parecida a la de la carne, pero con marcadas diferencias, y son estas las que le colocan en la lista antes que la carne. Elegimos con preferencia las especies de pescado azul más pequeñas para un consumo habitual, ya que, además de compartir con los grandes sus cualidades nutricionales, no acumulan en sus tejidos tantos metales pesados, un elemento limitante en el consumo de estos últimos. Todos ellos son ricos en omega-3, que contribuye a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos plasmáticos, y además aumenta la fluidez de la sangre. En cuanto a las vitaminas, destaca la presencia de algunas pertenecientes al grupo B (como la B2, B3, B6 y B9 y B12). Las anchoas pueden degustarse como ración, aunque ofrecen muchas otras posibilidades gastronómicas. Lo mismo ocurre con el verdel, que se puede preparar de muy diversas maneras.
  5. Nueces o Pipas de Calabaza. Las nueces contienen ácidos grasos poliinsaturados del tipo omega-3, una grasa que tiene efectos cardiosaludables, y un agregado de compuestos bioactivos que podrían actuar contra los procesos de inflamación crónica que se dan también en la diabetes. Son frutos secos y como tales destacan por su contenido en grasa, pero esto no debe ser impedimento para comerlas a diario o de manera habitual. Más de las 3/5 partes de su peso corresponden a la grasa y esto hace que su contenido calórico sea muy elevado. Casi 180 calorías son las que aportan 30 gramos de nueces, unas 4-7 nueces, dependiendo de su tamaño. Si se es alérgico a las nueces, se puede optar por otro fruto seco o pensar en probar las semillas o pipas de la calabaza. Crudas o ligeramente tostadas, contienen vitamina E, ácido linoleico, zinc y hierro, y además tienen propiedades alcalinizantes y vermífugas: paralizan los gusanos que parasitan el intestino, como las tenias (solitaria) y los áscaris. A las nueces y las pipas se pueden sumar otros frutos secos como los anacardos, almendras, nueces de macadamia, pistachos, castañas